Cargo u oficio de aquellos niños que tenían por obligación ayudar al sacerdote en el altar y la sacristía, además de cantar en el coro. Debían estudiar latín y asistir a la escoleta para aprender canto y a tocar algún instrumento.
En algunas catedrales de la Nueva España sólo había monacillos españoles, mientras que en otras se aceptaban niños indios. El término proviene del diminutivo derivado del latín monachus: pequeño monje.